La rana de mayor altitud de África descubierta en el monte Kilimanjaro

En junio de 2024, mientras escalaba el monte Kilimanjaro, el equipo directivo de Altezza Travel hizo un descubrimiento inesperado: una rana a 3,960 metros (13,000 pies). Este hallazgo fue notable, ya que las ranas generalmente no viven por encima de los 2,800 metros (9,200 pies). Tomamos cientos de fotografías y las compartimos con el Instituto de Investigación de Vida Silvestre de Tanzania (TAWIRI). Los investigadores de TAWIRI sospecharon que podría tratarse de una especie completamente nueva. En colaboración con Altezza Travel, iniciaron una investigación adicional para determinar la verdadera identidad de estos anfibios de gran altitud.

También nos remitieron al profesor Alan Channing, uno de los principales expertos mundiales en anfibios. Él especuló que la rana podría ser una especie completamente nueva y señaló que nunca antes se había documentado una especie de rana a tal altitud en África. Descubiertas a más de 1 km (3,280 pies) por encima de cualquier especie registrada previamente, las ranas fotografiadas por Altezza Travel podrían ser una colonia aislada de la rana de río de De Witte (Amietia wittei), una especie común en el este y sur de África, pero nunca registrada por encima de los 2,800 metros (9,200 pies).

Para confirmar esto, se requería un estudio de ADN, lo que llevó al lanzamiento de una nueva expedición.

Con el apoyo de TAWIRI, los planes para la expedición avanzaron

Tomó varios meses coordinar los horarios, finalizar la logística e identificar una ventana climática adecuada que permitiera la observación adecuada de la colonia recién descubierta. Para febrero de 2025, todos los preparativos estaban completos y el profesor Channing llegó a Tanzania.

Entre el 20 y el 25 de febrero de 2025, guiados por Altezza Travel, investigadores del Instituto de Investigación de Vida Silvestre de Tanzania (TAWIRI) y el profesor Channing exploraron cinco ríos conocidos entre los 3,600 y 4,100 metros (11,800–13,500 pies) en el monte Kilimanjaro y lograron localizar las ranas. El equipo de investigación recolectó varios especímenes, tomó muestras de ADN y las envió para análisis de laboratorio.

El 5 de marzo recibimos los resultados: las ranas pertenecían a la especie Amietia wittei. Esto confirmó que eran la misma especie encontrada en los bosques tropicales del Kilimanjaro y las Montañas Rwenzori. El descubrimiento refutó la creencia anterior de que Amietia wittei no podía sobrevivir más allá de los 2,800 metros (9,200 pies) y reveló su capacidad de adaptarse a las duras condiciones de la zona de páramo del Kilimanjaro, donde las fuentes de alimento son escasas.

Más detalles sobre la expedición

Altezza Travel organizó y financió completamente la expedición: cubrimos los costos del muestreo de ADN y las pruebas de laboratorio, pagamos el transporte internacional de los participantes del equipo y nos encargamos de toda la logística. Durante la expedición, nuestra empresa proporcionó tiendas de campaña, suministros de alimentos, guías, porteadores y tanques de oxígeno para apoyar el trabajo en condiciones de gran altitud.

La expedición fue dirigida por Dmitrii, el jefe de nuestro departamento de escalada. El guía principal, Peter Lyamuya, junto con otros guías y porteadores, se aseguró de que el equipo académico tuviera todo lo necesario para centrarse en su investigación. Nuestro fotógrafo, Jack Wardale, se unió al equipo para documentar la expedición.

Después de la expedición, Dmitrii compartió sus observaciones del viaje:

«Esta expedición fue muy diferente de las ascensiones comerciales estándar en el Kilimanjaro. Comenzamos en la ladera occidental, pasando nuestra primera noche en Simba Camp a 3,700 metros (12,200 pies). Es un lugar desolado, ubicado entre los campamentos turísticos populares Shira 1 y Shira 2. En los alrededores, encontramos un solo renacuajo y una rana joven, pero fue un caso aislado; no vimos ninguna otra hasta los 3,900 metros (12,800 pies) en esa zona. Más cerca de Shira 2, observamos a los porteadores lavando los platos en el río. Río abajo, no había ranas, lo que nos llevó a especular que el lavado de platos podría ser una de las razones por las que el hábitat de las ranas es tan limitado.

Al día siguiente, nos trasladamos a nuestro campamento base principal, Fisher Camp, desde donde realizamos la mayoría de nuestras caminatas científicas hacia los ríos. Al igual que Simba Camp, Fisher Camp no es un sitio turístico. La ubicación era ideal: cerca de las fuentes de agua que planeábamos inspeccionar y en un entorno tranquilo donde el equipo de investigación podía trabajar sin distracciones. La mayoría de los renacuajos y ranas que encontramos estaban en un pequeño estanque de aproximadamente cinco metros de largo y un metro de ancho, a 3,950 metros. Sin embargo, en las fuentes de agua por encima de los 4,100 metros (13,450 pies), no encontramos rastros de renacuajos ni ranas.

Junto con otros guías, disfruté de esta inusual expedición. A diferencia de las ascensiones turísticas estándar, donde generalmente se caminan 7–9 kilómetros por día y solo se notan los cambios principales del paisaje, esta vez permanecimos en un área más pequeña y prestamos atención a los detalles más finos. No esperaba que la búsqueda de ranas fuera tan interesante, y tuve esa sensación única de anticipación, preguntándome si estábamos a punto de encontrar algo emocionante. Fue una experiencia fantástica, y estoy ansioso por participar en futuras expediciones de investigación.»

La colonia de ranas vive solo entre 3,800 y 4,000 metros (12,500–13,100 pies)

Se determinó que las ranas están confinadas a este rango específico de altitud, lo que hace que su hábitat sea extremadamente limitado y, en consecuencia, vulnerable. Esta colonia de ranas de río de Witte es particularmente frágil, y se deben tomar medidas para garantizar su protección.

Por qué estas ranas no viven a altitudes más bajas

El equipo de investigación identificó varias posibles razones por las cuales esta colonia de Amietia wittei no habita la zona de 3,000–3,700 m (9,850–12,150 pies) en el Kilimanjaro, a pesar de encontrarse tanto por debajo como por encima de este rango. Si bien se necesitan más estudios para confirmar estos hallazgos, las explicaciones más probables son las siguientes:

Contaminación del agua por lavado de platos. Los porteadores tradicionalmente lavan los platos en los ríos del Kilimanjaro, utilizando agentes de limpieza que contaminan el agua río abajo. Con casi 60,000 excursionistas visitando la montaña cada año, esta práctica ejerce una presión significativa sobre el ecosistema. El impacto no solo afecta a las ranas y otras formas de vida acuática, sino también a las comunidades en la base de la montaña, donde estos ríos son una fuente primaria de agua.

Escasez de agua. De los cinco ríos examinados, tres se secan por completo por encima de los 3,000 m (9,850 pies) durante las temporadas secas (junio–octubre y enero–marzo). En el pasado, esto no ocurría. Sin embargo, debido al cambio climático, hay menos fuentes de agua disponibles para reabastecer estos arroyos, lo que tiene consecuencias profundas para todo el ecosistema.

Según Wilkirk Mroso, del equipo de TAWIRI, un río que hace diez años tenía medio metro (1.5 pies) de profundidad ahora apenas alcanza los 10–15 cm (3–6 pulgadas). Este cambio drástico resalta el grave impacto del cambio climático en los ecosistemas del Kilimanjaro.

Aves depredadoras. Entre los 3,000 y 3,700 metros (9,850–12,150 pies), los ríos del Kilimanjaro se vuelven significativamente más bajos, creando zonas de caza ideales para aves acuáticas como la garza de cabeza negra (Ardea melanocephala) y el andarríos grande (Tringa ochropus). Estas aves se alimentan de renacuajos y ranas, haciéndolos especialmente vulnerables en aguas poco profundas.

Por debajo de los 3,000 metros, las fuentes de agua son más abundantes, proporcionando pozas más profundas donde los renacuajos pueden esconderse de los depredadores. Por encima de los 3,700 metros, la cantidad de aves depredadoras disminuye debido a las condiciones más duras y la escasez de alimento. Esto sugiere que el tramo entre los 3,000 y 3,700 metros es una zona de peligro para los renacuajos de Amietia wittei, lo que limita su capacidad de sobrevivir allí. Si bien se requiere más investigación, el profesor Channing considera que esta es una explicación probable para la ausencia de la especie en este rango de elevación.

Qué debemos hacer para proteger esta frágil población

Esta colonia tiene una ventaja significativa: reside dentro de un parque nacional donde la actividad humana es limitada. Este santuario los protege de amenazas mayores, como la construcción y la agricultura, que ponen en peligro a muchas especies fuera de las áreas protegidas.

Sin embargo, la práctica de los porteadores de lavar los platos dentro del parque debe ser abordada. Esto no solo amenaza a las ranas, sino que también afecta a otras especies y a las comunidades que dependen de los ríos del Kilimanjaro para obtener agua potable.

Creemos que la conservación de esta colonia de ranas, junto con otras especies, debe formar parte de una estrategia más amplia e integrada para la protección a largo plazo del Parque Nacional del Kilimanjaro.

Agradecimientos

Altezza Travel se enorgullece de haber organizado esta expedición. Estamos profundamente agradecidos a las siguientes personas, sin las cuales esta misión no hubiera sido posible:

Dr. Ernest Mjingo, Director de TAWIRI – por coordinar el equipo de investigación de TAWIRI, proporcionar asesoramiento académico y supervisar la gestión general del proyecto.

Profesor Alan Channing – por su orientación científica durante toda la expedición, su inspiración para el muestreo de ADN y sus valiosas historias sobre las ranas, que profundizaron nuestra comprensión de estas y otras especies.

El equipo de campo de TAWIRI – Wilirk Ngalason Mroso, Shayo Adolph Felix, Juma Idd Kimera, y Yoel Kitungul – por su dedicación al trabajo de campo, investigar el entorno, localizar las ranas y recolectar muestras junto al equipo de Altezza Travel.

Dickson Fredrick Muganda, gerente de proyectos de Altezza – por coordinar la planificación de la expedición, comunicarse con múltiples partes interesadas y garantizar el éxito del proyecto.

Peter Alex Lyamuya, guía jefe – por asegurar la seguridad y el bienestar del equipo de la expedición, gestionar la coordinación general del viaje y liderar hábilmente al equipo a través de terrenos desafiantes hasta los remotos sitios de investigación.

Honest Ronald Tillya, guía asistente – por su experiencia en la gestión del equipo, navegación y proporcionar apoyo crítico a los miembros de la expedición.

Jackson Ramweli Macha, guía asistente – por su dedicación en asistir al equipo, asegurar una navegación fluida y ofrecer apoyo crucial durante toda la expedición. Su experiencia y fiabilidad fueron fundamentales para llegar a los sitios clave de investigación.

Novati January Kombe, porteador – por su incansable apoyo durante toda la expedición. Permaneció con los investigadores en todo momento, ayudando a localizar y recolectar muestras, mientras llevaba herramientas y suministros esenciales de investigación y ayudaba al equipo a navegar por terrenos desafiantes.

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