¿Te intriga el destino de los leopardos de Zanzíbar? Hemos investigado diversas fuentes sobre este enigmático animal, incluyendo artículos científicos e informes de campo de investigadores. En esta publicación, te presentamos un resumen de todo lo que se sabe hasta hoy sobre el leopardo de Zanzíbar.
En este artículo descubrirás:
• ¿El leopardo de Zanzíbar es un animal real o una criatura mitológica?
• ¿Existen leopardos en Zanzíbar en la actualidad?
• ¿En qué se diferencia el leopardo de Zanzíbar de su par africano?
• ¿Cuál es el número estimado de leopardos de Zanzíbar que aún viven en libertad?
• ¿Quién describió por primera vez a esta especie y quién la “redescubrió” recientemente?
• ¿Forrest Galante encontró realmente un animal extinto en Zanzíbar?
• ¿Se considera al leopardo de Zanzíbar una especie separada o una subespecie?
¿Se capturó al leopardo de Zanzíbar en cámara?
Ver un leopardo de Zanzíbar con vida en tiempos modernos parecía imposible. Los habitantes de la , que protegían su ganado y consideraban a estos felinos un mal presagio, habían exterminado a todos los ejemplares locales.
Sin embargo, en 2018, —biólogo estadounidense, aventurero y estrella de televisión— llegó a la isla con su equipo de filmación. Su propósito era grabar un episodio para su programa “Extinct or Alive”, emitido por Animal Planet. Como sugiere el título, el equipo viaja por el mundo en busca de animales considerados extintos.
¿Encontró Forrest Galante al leopardo de Zanzíbar?
El equipo instaló cámaras trampa en el bosque del Parque Nacional Jambiani–Chwaka Bay. Después de dos semanas, Galante y su equipo comenzaron a revisar las grabaciones. Al principio, no había nada relevante. Estuvieron a punto de borrar el material donde solo aparecían otros animales considerados sin interés. La búsqueda de especies raras en la isla parecía una misión imposible.
De pronto, Galante notó algo en la pantalla: un animal emergía de la oscuridad de la noche y desaparecía tras un árbol apenas unos segundos después. Fue un momento sumamente emocionante —una posible prueba visual del legendario leopardo de Zanzíbar.
Las emociones intensas de aquel momento eran comprensibles: el leopardo de Zanzíbar ocupaba el último lugar en la lista de posibles hallazgos del programa, y las esperanzas de encontrarlo eran casi nulas. Los últimos avistamientos confiables de estos felinos databan de 1995. Cuando se dio muerte al último ejemplar conocido, los programas de conservación se detuvieron por completo. Por eso, cuando el biólogo de “Extinct or Alive” logró captar en cámara a un animal con rasgos similares, la noticia despertó un enorme interés internacional.
¿Se verificó la grabación del leopardo de Zanzíbar?
¿Era realmente un leopardo de Zanzíbar el animal captado por las cámaras trampa del equipo? En el breve clip, se observa un felino grande desplazándose en la oscuridad. Su aspecto y movimientos recordaban a los de un leopardo africano, aunque con diferencias notables: el cuerpo parecía más pequeño, el pelaje mostraba manchas negras más finas y difusas, y su forma de caminar era más baja y cautelosa. Aun así, algunos científicos se mostraron escépticos respecto a la autenticidad del hallazgo. Sin embargo, nadie descartó del todo la posibilidad de que el leopardo siguiera habitando los bosques de la isla.
Normalmente, los animales dejan rastros de su presencia —huellas, marcas de garras en los árboles, excrementos o restos de presas—, pero pese a la conmoción mediática de 2018, ni científicos ni guardabosques locales han encontrado (ni presentado) pruebas físicas de su existencia en los años posteriores.
El programa “Extinct or Alive” resultó un éxito, y el episodio dedicado al leopardo de Zanzíbar generó una gran atención y audiencia mundial.
Quienes deseen profundizar en el debate sobre la ética de este tipo de producciones pueden consultar a los llamados debunkers o escépticos. El análisis detallado de Brendan Holmes sobre especies extintas es una referencia útil para quienes buscan una visión crítica del tema.
Ahora continuaremos explorando la historia evolutiva de estos leopardos que llegaron a la pequeña isla tras separarse Zanzíbar del continente africano hace millones de años.
¿Qué se sabe sobre los leopardos de Zanzíbar?
El leopardo (Panthera pardus) es un gran felino moteado que habita en África y Asia. Se conocen menos de diez subespecies, y la más común es el leopardo africano (Panthera pardus pardus). Esta subespecie se divide a su vez en distintas poblaciones según su distribución geográfica, cada una con rasgos genéticos y de comportamiento ligeramente diferentes. El leopardo de Zanzíbar era —o es— una de esas poblaciones aisladas.
El leopardo de Zanzíbar (Panthera pardus adersi) es una especie endémica de la isla, lo que significa que su hábitat natural se limita exclusivamente a Zanzíbar. Según la opinión más extendida entre los científicos, esta limitación geográfica fue precisamente la causa de su desaparición: no tenía a dónde huir.
Durante el periodo colonial, los leopardos fueron cazados de forma intensiva, tanto por miedo como por superstición. La fotografía de un leopardo muerto en Zanzíbar (fecha desconocida), conservada por el investigador Martin Walsh y cedida originalmente por Jono Jackson, es uno de los pocos testimonios visuales que quedan de esta especie en la isla.
¿Cómo se relacionan los leopardos de Zanzíbar con la brujería?
¿Por qué los zanzibaríes mataban a los leopardos? En toda Tanzania —incluido Zanzíbar— persisten las creencias en la brujería, sobre todo entre las generaciones mayores. Durante siglos, se creyó que el leopardo de Zanzíbar trabajaba junto a los hechiceros, lo que despertaba un miedo profundo hacia estos animales. Según la tradición, los brujos capturaban leopardos, los domesticaban mediante rituales y los utilizaban para atacar o aterrorizar a las personas que les desagradaban. Además, los leopardos también eran vistos como una amenaza real para el ganado de las aldeas, lo que reforzaba la hostilidad hacia ellos. Así se formó una relación compleja entre humanos y leopardos en la isla.
En las creencias de los pueblos indígenas de Zanzíbar, el leopardo ocupa un lugar especial: se le considera un animal “maligno”. Se dice que algunos brujos pueden domarlo alimentándolo con comida mezclada con ingredientes mágicos. Una vez sometido, el felino obedecería todas las órdenes de su amo. Hay incluso quienes aseguran que ciertos hechiceros mantienen leopardos escondidos en sus casas, a veces bajo la cama.
¿Y qué beneficio obtendrían los brujos de controlar animales salvajes por medios mágicos? Según las leyendas, los hechiceros enviaban a sus leopardos contra los vecinos con distintos fines: infundir miedo, ganar respeto o admiración, o incluso apoderarse del ganado ajeno —cabras, gallinas u otros animales domésticos.
Algunos habitantes de Zanzíbar están convencidos de que las casas de los brujos esconden grandes riquezas que necesitan protección. Los leopardos hechizados y obedientes cumplirían ese papel a la perfección: guardianes mágicos de sus tesoros. También existe la creencia de que los leopardos se crían para su venta, ya que otros hechiceros podrían querer comprar las crías. Según una de las leyendas más extendidas, un solo leopardo puede tener dos o incluso más amos, todos capaces de controlarlo mediante conjuros.
Quienes deseen profundizar en las complejas relaciones entre los seres humanos y los leopardos de Zanzíbar pueden consultar el estudio académico *“Chasing Imaginary Leopards: Science, Witchcraft and the Politics of Conservation in Zanzibar”* de Martin Walsh y Helle Goldman, una referencia fundamental para entender cómo las creencias tradicionales influyeron en la desaparición de esta especie.
Los leopardos fueron durante mucho tiempo los mayores depredadores de Zanzíbar. De forma natural, atacaban animales domésticos y, en raras ocasiones, incluso a niños. Por ello, no sorprende que los aldeanos los cazaran de forma esporádica.
Durante el periodo colonial británico, el gobierno intentó frenar su persecución prohibiendo la caza de leopardos para proteger a la población local. Sin embargo, tras la revolución de 1964 —cuando Zanzíbar se independizó de la influencia extranjera— comenzó una campaña masiva de exterminio. Dirigida por un activista local llamado Kitanzi, la nueva administración no solo no impidió la matanza, sino que la financió activamente: se organizaron expediciones ciudadanas armadas con rifles para eliminar a los “animales dañinos”.
Esta actividad continuó con distinta intensidad durante varias décadas, lo que llevó a la extinción de los leopardos de Zanzíbar a mediados de los años noventa. O, al menos, dejaron de existir pruebas fiables de encuentros con estos depredadores. Los investigadores de fauna ya no veían ni a los animales ni señales de su presencia.
¿Siguen existiendo leopardos en Zanzíbar?
Después de la “exterminación”, los habitantes de la isla continuaron informando de avistamientos de leopardos, y esos relatos siguen apareciendo de forma esporádica. Sin embargo, desde 1995 no se ha podido confirmar ninguno. Parece que el único lugar donde podrían sobrevivir algunos ejemplares sería el Parque Nacional Jozani-Chwaka Bay y sus alrededores.
Este es el único parque nacional de la isla, con bosques y matorrales protegidos que ocupan unas 50 hectáreas (19,3 millas cuadradas). No todas sus zonas han sido exploradas a fondo. En teoría, los leopardos, animales reservados por naturaleza y perseguidos sin piedad durante generaciones, podrían haber aprendido a esconderse bien y evitar el contacto con las personas.
Gran parte de la información recogida en la isla pertenece a los antropólogos Martin Walsh y Helle Goldman, especialmente activos en Zanzíbar durante la primera mitad de los años noventa. Su trabajo se centró en las historias de los lugareños sobre encuentros con leopardos y en las creencias de la población acerca de su existencia en la actualidad. También estudiaron la actitud de los zanzibaríes hacia estos animales y publicaron numerosos artículos en revistas como Journal of East African Natural History, Nature East Africa y otras publicaciones científicas.
Se descubrió que los habitantes de Zanzíbar creían que la población de leopardos había disminuido, pero que los animales seguían en la isla, ya que de vez en cuando alguien afirmaba haberlos visto o escuchado cerca de alguna aldea. La actitud hacia estos depredadores seguía siendo mayoritariamente negativa, sobre todo entre las generaciones mayores.
A modo de referencia, los reconocidos investigadores Goldman y Walsh participaron en la preparación del material que se mostró en el canal Animal Planet y que causó bastante expectación entre el público. Sin embargo, en las cámaras trampa instaladas nunca apareció ningún leopardo de Zanzíbar, ni se halló prueba alguna de su existencia. Ambos actuaron como asesores del programa Extinct or Alive, pero se negaron a respaldar la autenticidad de las imágenes presentadas por Galante.
Búsqueda posterior del leopardo de Zanzíbar
Tras el descubrimiento sensacional de 2018, se reanudó la búsqueda de los leopardos de Zanzíbar. En 2019, un estudiante llamado Andrew Weier viajó a la isla dentro del programa de la School for International Training. Durante sus tres semanas de investigación, sus cámaras no captaron ningún leopardo de Zanzíbar. Tampoco se encontraron otros indicios que confirmaran su posible presencia. Curiosamente, los guardabosques mostraron a Weier el cuerpo congelado de un felino salvaje parecido a un leopardo, hallado entre ocho y doce meses antes de su llegada. El estado del cuerpo no permitió realizar un examen detallado.
Weier también entrevistó a habitantes de aldeas cercanas y a trabajadores del parque. Algunos afirmaron haber visto leopardos hacía varios años, pero sus relatos eran vagos y no verificables. Además, preguntó a funcionarios y guardabosques del parque nacional por el vídeo emitido en Animal Planet. Algunos lo consideraban falso, y uno de los entrevistados aseguró que las imágenes se habían obtenido de forma ilegal. Sin embargo, no se presentó ninguna prueba que confirmara esas afirmaciones.
Quizá Andrew Weier no solo abordó la cuestión de si el leopardo de Zanzíbar sigue existiendo, sino también cómo deberían buscar la respuesta los futuros investigadores, con más detalle que cualquier otro trabajo de campo anterior. Weier llegó a la conclusión de que probablemente no quedan leopardos dentro del parque nacional y que la especie está extinguida en toda la isla.
Analizar las numerosas historias contadas por los aldeanos y los testimonios de los trabajadores del parque resulta difícil, no solo por los problemas de traducción, sino también por los conflictos entre la población y las autoridades, así como entre las aldeas y el propio parque nacional. A ello se suma el valor simbólico que el leopardo de Zanzíbar ha adquirido para los habitantes locales, un valor que ha crecido en los últimos años junto con el aumento del interés turístico por la isla.
¿Cuál es la diferencia entre un leopardo y un leopardo de Zanzíbar?
El leopardo de Zanzíbar es una especie muy poco estudiada. Los investigadores apenas pudieron observarlo en libertad o en cautividad, y a lo largo del tiempo se ha recogido muy poco material biológico. La ciencia solo conoce seis pieles de estos animales y aún menos cráneos. Los científicos creen que el leopardo de Zanzíbar tenía un tamaño más pequeño y cazaba presas menores en comparación con otras especies de leopardos más grandes o seguras de sí mismas.
¿Es el leopardo de Zanzíbar una subespecie?
En 1932, el zoólogo británico Reginald Pocock examinó un par de pieles y un cráneo enviados desde Zanzíbar y clasificó a estos leopardos como una subespecie: Panthera pardus adersi. La segunda parte del nombre científico honra al biólogo Walter Mansfield Aders, que trabajó en Zanzíbar dentro de la administración británica. Las diferencias observadas estaban en el tamaño corporal y el patrón del pelaje. Al parecer, los leopardos de Zanzíbar eran más pequeños que otras subespecies africanas, y las manchas de su pelaje estaban más juntas y eran de menor tamaño que las de otros leopardos del continente.
En 1996, los científicos realizaron un análisis genético del material disponible. Los resultados no permitieron clasificar al leopardo de Zanzíbar como una especie aparte. Se le consideró parte del leopardo africano (P. p. pardus). Por ello, incluso la posible extinción completa de la población no basta para declarar oficialmente extinguida a esta especie. La “Lista Roja” de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza no reconoce el problema de esta población, primero porque no figura como subespecie independiente y, segundo, porque el estatus se aplica al conjunto de la especie —en este caso, al leopardo— y no a sus subespecies.
La Base de Datos de Animales y Plantas Recientemente Extintos sí incluye al leopardo de Zanzíbar, y señala que la última observación científicamente confirmada tuvo lugar en la década de 1980. Probablemente se refiere a 1982, año en el que observadores profesionales registraron con fiabilidad la presencia de un leopardo.
En 1997, se abandonó el programa de conservación de la población local de leopardos en Zanzíbar, ya que hacía tiempo que no existían pruebas de su presencia.
¿Existen ejemplares conservados del leopardo de Zanzíbar?
En todo el mundo solo existe un ejemplar disecado de este animal. Se encuentra expuesto en el Museo de Historia Natural, en la parte histórica de la ciudad de Zanzíbar. El montaje se hizo a partir del cuerpo completo de un leopardo con el pelaje muy descolorido, supuestamente abatido al sur de la ciudad por William Grazebrook, quien vivió y trabajó en Zanzíbar durante las décadas de 1920 y 1930.
Como puede verse, hay muy poca información para describir por completo al leopardo de Zanzíbar. Se presume que su modo de vida era similar al del leopardo africano continental. Curiosamente, en la isla aún existe una base alimentaria adecuada para estos felinos: pequeños antílopes, monos colobos y otros animales de tamaño reducido. Este hecho ha mantenido viva la esperanza entre los investigadores que han viajado a Zanzíbar en busca de los leopardos locales.
En el Museo de Historia Natural de Londres se conservan tres pieles y un cráneo. En el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, se guardan otras dos pieles y dos cráneos. Eso es todo lo que la ciencia tiene a su disposición. Es probable que existan más pieles y otras partes de leopardos abatidos, quizá en colecciones privadas, entre cazadores o entre los propios habitantes de Zanzíbar que participaron en la eliminación de los llamados “parásitos”.
Es poco probable que los zanzibaríes accedan a mostrar sus trofeos ocultos, ya que creen que hacerlo podría provocar la ira de las brujas que controlan a los leopardos que aún viven en los bosques. Toda la esperanza recae, por tanto, en los cazadores y coleccionistas de otros países. Tal vez ellos puedan aportar algo más a lo que se conoce sobre estos antiguos y temidos depredadores de la isla africana, exterminados sin piedad por el ser humano.
Esperanza de volver a ver un leopardo de Zanzíbar
Esperamos que aún quede, por pequeña que sea, una posibilidad de encontrar algún día un leopardo de Zanzíbar vivo. O quizá, de recuperar su población en la isla con la ayuda de los avances científicos actuales y futuros.
Si obtiene información útil de los habitantes de Zanzíbar, le animamos a escribirnos. Vivimos en Tanzania, visitamos las islas con frecuencia, conocemos bien el Zanzíbar turístico y participamos en proyectos dedicados a la conservación de animales y plantas raros. Transmitiremos cualquier información de inmediato a los científicos que estudian a los leopardos de Zanzíbar.
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